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UNA EMPRESA PERI
Obra de invierno con encofrado calefactado de PERI

Vertido de hormigón en condiciones frías - Comprender y superar los retos

Optimizar el hormigonado invernal

El impacto que cambia las reglas del juego

El hormigonado a bajas temperaturas plantea una serie de retos que no sólo pueden afectar al progreso de la construcción, sino también poner en peligro la integridad estructural del edificio.  

A medida que bajan las temperaturas, el proceso de curado del hormigón se ralentiza considerablemente y con él aumentan los tiempos de encofrado. A temperaturas inferiores a -10 grados, el curado llega incluso a detenerse por completo. Este hecho por sí solo supone un riesgo considerable, ya que la congelación prematura del hormigón joven puede provocar daños estructurales. Las grandes diferencias de temperatura en el componente entre las zonas del borde y del núcleo pueden provocar choques térmicos y grietas en el hormigón. También existe el riesgo de daños por heladas cuando se hormigona contra suelo, encofrados o elementos de construcción helados. A bajas temperaturas, también se reduce la adherencia entre el hormigón y la armadura.   

Al hormigonar en invierno, es importante asegurarse de que el hormigón haya alcanzado la resistencia a las heladas antes de la primera bajada de la temperatura del hormigón por debajo de cero grados y que haya alcanzado la resistencia objetivo requerida antes de desencofrar.

Diversas normas locales exigen distintos métodos de curado a bajas temperaturas para evitar daños. Entre ellos figuran las mezclas de hormigón en invierno, el calentamiento de las materias primas, el recubrimiento de las superficies de hormigón expuestas, tiempos de curado más largos, el uso de carpas con calefacción, encofrados con calefacción u otras fuentes de calor. Todo ello puede acarrear considerables costes adicionales y pérdidas de productividad.  

A pesar de todas estas medidas, queda un reto por resolver: el estado actual del hormigón en el encofrado sigue siendo una caja negra.

Aquí es donde los sensores Vemaventuri ofrecen una solución innovadora. Gracias a la medición continua de la temperatura del hormigón, ésta puede controlarse las 24 horas del día. Esto permite seguir y documentar la evolución de la temperatura. En caso necesario, se pueden tomar medidas si la temperatura del hormigón desciende por debajo de los valores requeridos. 

El desarrollo de la resistencia del hormigón puede controlarse al mismo tiempo mediante una curva de calibración correspondiente. Esto permite desencofrar con la mayor antelación y seguridad posibles cuando se alcanza la resistencia objetivo requerida. La evolución de la resistencia puede simularse con la herramienta de previsión, teniendo en cuenta las temperaturas previstas. Esto permite planificar con antelación las medidas en la obra. 

El hormigonado a bajas temperaturas plantea numerosos retos, desde retrasos en el curado hasta daños por heladas. El uso de tecnología de sensores, como la monitorización de temperatura y madurez TEMO de Vemaventuri, revoluciona este proceso. La monitorización continua no sólo permite la detección temprana de problemas y la documentación automática, sino también el control preciso del proceso de curado. Esto no sólo mejora y salvaguarda la calidad del hormigón, sino que también aumenta la eficiencia y minimiza los costes. 

Descubra cómo las soluciones de tecnología de sensores están dando forma al futuro del hormigonado. Navegue por nuestro sitio web para obtener más información y ejemplos de proyectos, y no dude en ponerse en contacto con nosotros para una demostración rápida.